Los túneles ; Nada nuevo bajo el sol nocturno de Durango
The Midnight Cowboy
CIUDAD DE DURANGO, 1916.– A causa del derribe del templo y el ex convento de San Francisco, se vuelven a poner en boga las leyendas que entonces ya se contaban, de hipotéticos subterráneos bajo el enclave religioso que vendrían desde otros templos y edificios eclesiales y civiles, y cruzarían la pequeña urbe de un lado a otro
por.- Juan Manuel Almonte
JULIO DE 2018.– A un siglo de distancia, la plática no resulta nueva. La novedad es que, una centuria antes, en la década de 1910 ya se rumorara de túneles que surcan el subsuelo de la urbe, versión que con el tiempo será aderezada:
- En la siguiente decena –de 1920–, los mismos socavones han de servir de refugio durante la persecución religiosa, de antes y hasta el fin de la guerra cristera, y ahí se han ocultar sacerdotes en desafío a la orden gubernamental de ser deportados o encarcelarles –y hasta saldrán a la calle y volverán a sus escondites, siempre de noche, a oficiar misa y demás sacramentos, para unos cuantos fieles, nomás los de confianza.
Se habla de 1926, con la suspensión de cultos por parte de la Iglesia en protesta por la Ley Calles –de límite a la libertad religiosa–; y entre septiembre de ese año y el de 1929, que duró la primera rebelión cristera.
Sorprendido por la afirmación de que para La Revolución ya se hablara de túneles ("los durangueños siempre habrán sido habladores y fantasiosos", me decía), consulto el texto más viejo que al respecto haya leído:
- «El subterráneo de San Francisco», artículo del maestro rural erigido en historiador: Everardo Gámiz Olivas, recopilado en el libro «Leyendas Durangueñas» –edición de abril de 1930.
Su redacción confirma que, "Con motivo del derrumbamiento de dichos edificios, se pusieron de moda antiguas consejas relacionadas muy especialmente con el templo y convento de San Francisco."
Gámiz fecha la demolición en 1914 –en verdad, ocurrió dos años después. No obstante, lo que se repita en los siguientes cien, respecto del contenido y rumbo de los subterráneos, nada aportará de nuevo a lo que ya afirma:
CIUDAD DE DURANGO, 1916.– A causa del derribe del templo y el ex convento de San Francisco, se vuelven a poner en boga las leyendas que entonces ya se contaban, de hipotéticos subterráneos bajo el enclave religioso que vendrían desde otros templos y edificios eclesiales y civiles, y cruzarían la pequeña urbe de un lado a otro
por.- Juan Manuel Almonte
JULIO DE 2018.– A un siglo de distancia, la plática no resulta nueva. La novedad es que, una centuria antes, en la década de 1910 ya se rumorara de túneles que surcan el subsuelo de la urbe, versión que con el tiempo será aderezada:
- En la siguiente decena –de 1920–, los mismos socavones han de servir de refugio durante la persecución religiosa, de antes y hasta el fin de la guerra cristera, y ahí se han ocultar sacerdotes en desafío a la orden gubernamental de ser deportados o encarcelarles –y hasta saldrán a la calle y volverán a sus escondites, siempre de noche, a oficiar misa y demás sacramentos, para unos cuantos fieles, nomás los de confianza.
Se habla de 1926, con la suspensión de cultos por parte de la Iglesia en protesta por la Ley Calles –de límite a la libertad religiosa–; y entre septiembre de ese año y el de 1929, que duró la primera rebelión cristera.
Sorprendido por la afirmación de que para La Revolución ya se hablara de túneles ("los durangueños siempre habrán sido habladores y fantasiosos", me decía), consulto el texto más viejo que al respecto haya leído:
- «El subterráneo de San Francisco», artículo del maestro rural erigido en historiador: Everardo Gámiz Olivas, recopilado en el libro «Leyendas Durangueñas» –edición de abril de 1930.
Su redacción confirma que, "Con motivo del derrumbamiento de dichos edificios, se pusieron de moda antiguas consejas relacionadas muy especialmente con el templo y convento de San Francisco."
Gámiz fecha la demolición en 1914 –en verdad, ocurrió dos años después. No obstante, lo que se repita en los siguientes cien, respecto del contenido y rumbo de los subterráneos, nada aportará de nuevo a lo que ya afirma:
- "Se decía que había allí muy grandes tesoros que habían sido sepultados en distintas épocas por los franciscanos y se buscó con todo empeño un enorme subterráneo que según la voz del vulgo comunicaba antiguamente al Convento de Capuchinas y de Teresas; el primero se encontraba en la parroquia de Santa Ana, y el segundo en San Juan de Dios, teniendo también ramificaciones el repetido subterráneo con el Arzobispado y la Cárcel Eclesiástica."
Consejas desde entonces no dejan ‘bien parada’ a la Iglesia ante sus fieles ni menos frente a sus apóstatas:
- "En torno de este asunto se bordaba un cúmulo de novelas; dicen que en tal subterráneo se encuentran ocultos muy grandes tesoros; que allí hay muchas momias y esqueletos, así como documentos de gran importancia."
- "Que en dichas catacumbas artificiales quedaron ignoradas víctimas de intrigas inquisitoriales y pequeñuelos que eran fruto de amores clandestinos que tenían como campo a los conventos y sacristías."
Al respecto, en las ediciones del domingo 10 de abril de 2005, los diarios El Siglo de Durango y El Siglo de Torreón informan que "En el año 2000 se hizo un programa a micrófono abierto en un medio de comunicación electrónico y el tema fue ‘los Túneles en Durango’.
- "La respuesta fue inmediata: albañiles, constructores y propietarios de viviendas comenzaron a llamar, pero se tocaron algunos temas muy delicados que tuvieron que ver con el clero y con propiedades privadas, que fueron motivo suficiente para no tocar el contenido de nuevo." («Historia y tradición, bajo tierra»; artículo de Francisco Nava).
a_altas_horas@hotmail.com
- "La respuesta fue inmediata: albañiles, constructores y propietarios de viviendas comenzaron a llamar, pero se tocaron algunos temas muy delicados que tuvieron que ver con el clero y con propiedades privadas, que fueron motivo suficiente para no tocar el contenido de nuevo." («Historia y tradición, bajo tierra»; artículo de Francisco Nava).
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